Chiste.

Sebastián Piñera fallece, su alma llega al paraíso y se encuentra en la entrada con San Pedro.

"Bienvenido al paraíso Sebastián. Antes de que te acomodes, parece que tenemos un problemita. Verás, muy raramente alguien como tu ha llegado aquí y no estamos seguros de qué hacer contigo. Lo que haremos será hacerte pasar un día en el infierno y otro en el paraíso, y luego podrás elegir donde pasar la eternidad".

San Pedro acompaña al candidato al ascensor y baja, baja hasta el infierno. Las puertas se abren y se encuentra justo en medio de un verde campo de golf. A lo lejos hay un living y están todos sus amigos que habían trabajado con él, vestidos con traje de noche y muy contentos. Corren a saludarlo, lo abrazan y recuerdan los buenos tiempos en los que se enriquecían a costa del subcontrato, la información privilegiada y la dictadura. Juegan un agradable partido de golf y luego por la noche cenan juntos. Se encuentra también al Diablo, que de hecho es un tipo muy simpático y se divierte mucho contando chistes.

Piñera recién fallecido se está divirtiendo tanto que, antes de que se de cuenta, es ya hora de irse. Todos le dan un apretón de manos y se despiden de él antes de que se suba al ascensor. El ascensor sube, sube, sube, y se reabre la puerta del paraíso donde San Pedro lo está esperando.

"Ahora debes elegir donde deseas pasar tu eternidad". Piñera reflexiona un momento y luego responde: "Bueno, el paraíso ha sido precioso, pero creo que he estado mejor en el infierno".

Así que San Pedro lo acompaña hasta el ascensor y otra vez baja, baja y baja hasta el infierno. Cuando las puertas del ascensor se abren se encuentra en medio de una tierra desierta cubierta de porquería y desperdicios. Ve a todos sus amigos vestidos con trapos, que están recogiendo los desperdicios y metiéndolos en bolsas negras.

El Diablo se le acerca y le pone un brazo en el cuello. "No entiendo -balbucea Piñera- ayer estuve aquí y había un campo de golf y living y comimos langosta y caviar y bailamos y nos divertimos mucho. Ahora todo lo que hay es una tierra desierta llena de desperdicios y mis amigos parecen un miserable producto de la flexibilidad laboral"

El Diablo lo mira, sonríe y dice: ¡Ayer estábamos en campaña! ¡Hoy, ya votaste por nosotros!